Han pasado poco más de treinta años desde que internet se hizo asequible para todos. Ya se ha dicho que desde la invención de la rueda, ninguna tecnología ha revolucionado nuestras vidas tan rápido y tan profundamente como internet. Nada de lo que damos por hecho hoy, hubiera sido posible sin él.
Sin embargo, internet no nos hace más felices. Así que después de treinta años de intentar encontrar la felicidad en las conexiones virtuales, es hora de progresar. Es hora de cambiar de Inter-net a Iner-net: una red de corazones que se sienten y se preocupan unos por otros.
Cuando internet surgió, prometió liberar a la humanidad de las ataduras de la ubicación física, llevarnos a tierras lejanas y lugares exóticos desde la comodidad de nuestro escritorio. Prometió unirnos, ayudarnos a hacer amigos en todo el mundo y cerrar las brechas entre naciones y civilizaciones.
En realidad, ahora estamos más solos que nunca y muchos de nuestros amigos físicos se han disuelto en el universo virtual. Gracias a internet, es mucho más fácil comunicarse, pero con mucha frecuencia, la comunicación es usada para acoso, tráfico sexual, tráfico de esclavos, censura de opiniones (qué irónico), intimidación o simplemente para vendernos cosas que probablemente no necesitamos.
No es culpa de internet. Pensamos que haría la vida genial, pero, desde el principio, instalamos ahí la razón que nos hace infelices: nuestra mala naturaleza. Internet no es bueno ni malo; sólo refleja lo que somos. Como somos malos, todo lo que creamos se vuelve en nuestra contra y eventualmente nos daña. La única solución es cambiar nuestra desagradable naturaleza y no podríamos comenzar demasiado pronto.
No recomendaría prescindir de internet. Yo mismo lo uso todo el tiempo. De hecho, comprendí su enorme potencial positivo, tan pronto como aprendí a usarlo. Cuatro años después de que estuvo disponible, creé mi primer sitio de Internet para enseñar a unir los corazones de la gente con la Sabiduría de la Cabalá.
Aunque reconocí el enorme potencial comercial de internet desde su inicio, hice hincapié en que el contenido auténtico de mi sitio estaría disponible y sería gratuito. A lo largo de los años y con ayuda de mis discípulos y amigos, hemos hecho de nuestro sitio, por mucho, el sitio de contenido más grande de la Sabiduría de la Cabalá, donde todo el contenido (texto, audio y video) sigue siendo gratuito para todos. Traducimos todo el contenido que podemos a decenas de idiomas, incluyendo clases en vivo y clases diarias y lo ofrecemos sin costo alguno.
No tenemos ningún interés en controlar el internet; nos esforzamos por construir una iner-net (red interna): una red de corazones conectados por cuidado mutuo y empatía. Esto es lo que necesita el mundo; es el único remedio para las múltiples crisis de hoy. Sin embargo, sólo podemos administrar esta cura de unos a otros. Uno no puede curarse a sí mismo con amor; se necesitan al menos dos y normalmente, muchos más.
Evidentemente, ninguna regulación ayuda a frenar el odio que destila de los dispositivos móviles y en las computadoras de hoy. El relativo anonimato de internet, ayuda a exponer nuestra naturaleza más de lo que nos atreveríamos a mostrar en un entorno físico, por eso la fea verdad está brotando y finalmente podemos reconocerla.
Si no fuera por ese reconocimiento, nunca creeríamos que esta es la verdadera naturaleza de la humanidad. Ahora que pusimos un espejo digital en lo más profundo del corazón, podemos ver lo que yace en la oscuridad. Es lo que las escrituras dicen de la naturaleza humana: “Cada intención en el pensamiento de tu corazón, es sólo maldad durante todo el día” (Génesis 6: 5).
Por lo tanto, ahora que nos volvimos interconectados, es momento de conectarnos internamente. Es momento de comprender que todos dependemos unos de otros y a menos que pongamos la unidad como nuestra máxima prioridad, nos infligiremos un daño irreparable.
Si todavía estamos aquí y si todavía podemos escribir y hablar, quiere decir que no es demasiado tarde para arreglarlo. Más que nada, deberíamos estar agradecidos por el internet, por mostrarnos nuestro verdadero yo. Ahora deberíamos arremangarnos y ponernos manos a la obra, para reparar nuestros lazos humanos rotos.
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