Ha pasado un año desde los trágicos acontecimientos del 7 de octubre de 2023, y me encuentro reflexionando profundamente sobre lo que este momento en la historia significa para el pueblo de Israel, para el mundo y para el camino que necesitamos tomar hacia un mundo armonioso y pacífico. Mientras seguimos enfrentando presiones crecientes desde todos los lados—ya sea la hostilidad de las naciones, el aumento del antisemitismo o las divisiones internas que desgarran a nuestra nación—no puedo evitar volver a la enseñanza central de la Cabalá: nuestra fortaleza y nuestra supervivencia radican en la unidad.
A lo largo de la historia, hemos visto que la nación de Israel siempre comienza en un estado de separación. Esta separación, aunque dolorosa, es necesaria. Nos prepara para la corrección que debemos traer al mundo. Fuimos dispersados, tanto física como espiritualmente, durante miles de años, y hoy, incluso al regresar a esta tierra, las divisiones permanecen. El mundo sigue señalándonos con el dedo, como si estuviéramos fallando en cumplir con alguna obligación no expresada.
Es porque lo estamos.
La raíz de estas presiones no es política ni militar, es espiritual. Las naciones del mundo perciben subconscientemente que el pueblo de Israel tiene un papel decisivo que desempeñar en el proceso evolutivo de la humanidad. Ese papel es unirnos y ser un ejemplo de unidad para el resto del mundo. Debemos entender que cuando no logramos conectarnos, fallamos no solo con nosotros mismos, sino con toda la humanidad. El sufrimiento que soportamos—esta presión incesante—es el resultado de nuestra estancada búsqueda de unidad entre nosotros y con la fuerza unificadora positiva de la naturaleza.
Como enseñaron mi maestro, Baruch Shalom HaLevi Ashlag (RABASH), y su maestro, el cabalista Yehuda Ashlag (Baal HaSulam), el momento para esta corrección es ahora. Debemos esforzarnos por estar conectados «como un solo hombre con un solo corazón». No es solo un sentimiento hermoso; es una necesidad para nuestra supervivencia. Si logramos tal unidad, veremos cómo el odio y el caos a nuestro alrededor se transforman. Las naciones del mundo dejarán de presionarnos, porque habremos cumplido con nuestra misión.
Sin embargo, también reconozco que somos un pueblo terco, una «nación de dura cerviz», como está escrito. Resistimos el cambio, incluso cuando el costo de nuestra resistencia es insoportable. Preferimos escapar de los golpes en lugar de enfrentar el verdadero trabajo de la transformación interna. No obstante, estoy convencido de que no tenemos otra opción. El momento es ahora. Las palabras de los profetas y los cabalistas se están desplegando ante nuestros ojos. Con advertencia debida, estamos viviendo en los días en que las demandas del mundo hacia nosotros son más fuertes que nunca.
La solución a cada uno de nuestros problemas, ya sean personales, nacionales o globales, es la conexión. Solo a través de la conexión podemos atraer la fuerza unificadora positiva que reside en la naturaleza para corregir nuestro mundo.
Los eventos del 7 de octubre de 2023 nos han llevado a una encrucijada. Podemos continuar en nuestro camino de desconexión y egoísmo, que solo lleva a más sufrimiento, o podemos elegir el camino de la unidad. Este último nos elevará por encima de los peligros que enfrentamos y nos permitirá cumplir con nuestro propósito: llevar armonía, paz y luz al mundo.
La elección es nuestra. Y el momento de actuar es ahora.
Basado en la Lección Diaria de Cabalá con el Cabalista Dr. Michael Laitman sobre «La Nación» del Cabalista Yehuda Ashlag el 7 de octubre de 2024.
En estos momentos muchos que anteriormente eramos grandes defensores, admiradores y seguiré del pueblo de Israel y no por cuestiones religiosas, sino por su historia y su papel en el mundo, hoy estamos repudiando su actuación, furia, ira, violencia, venganza y odio inimaginables contra Miles de inocentes, mucho podrán haber hablado sus maestros y decir sus profecías y sus cábalas, todo eso es letra muerta y deja de tener significado cuando un pueblo atenta contra la paz mundial y arrasa indiscriminadamente contra todo lo que va en contra de sus intereses, definitivamente el respeto que le teníamos muchos al pueblo hebreo, se perdió y ahora nos sumamos a los antisemitistas que solo esperan ver la cosecha triste de lo mismo hoy están sembrando, mis respetos siempre para usted que sigue soñando con la unidad de su pueblo, también yo lo soñé, pero la realidad es otra y talves no veremos nada l desenlace, pero seguramente será muy doloroso para su pueblo guerrero, bélico y violento, que lo que menos tiene, es de elegido por un Dios, amoroso, sabio y justo.