Dr. Michael Laitman Para cambiar el mundo cambia al hombre

Un difícil despertar: hay antisemitismo en la izquierda

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U.S. Reps Ayanna Pressley (D-MA), Ilhan Omar (D-MN), Alexandria Ocasio-Cortez (D-NY) and Rashida Tlaib (D-MI) hold a news conference after Democrats in the U.S. Congress moved to formally condemn President Donald Trump’s attacks on the four minority congresswomen on Capitol Hill in Washington, U.S., July 15, 2019. REUTERS/Erin Scott

El informe 2022 del think tank en planificación política del Instituto de Política del Pueblo Judío (JPPI), titulado Evaluación anual, dice: “La situación y la dinámica del pueblo judío, reveló muchas cosas sobre el estado actual del judaísmo mundial”. En particular, reconoció una dolorosa verdad: aunque hay antisemitismo en la derecha, hay más en la izquierda y es más siniestro y está más institucionalizado. Ahora podemos hablar del peligro que acecha a los judíos en la izquierda «ilustrada».

Puede resultar sorprendente, pero EUA, Francia, el Reino Unido y Alemania que sin duda, son baluartes de la democracia, son también los focos más activos de antisemitismo en la actualidad. Es cierto no sólo en términos de ataques antisemitas, sino también y quizás principalmente, en términos de justificación ideológica del odio a los judíos, al Estado judío y, separación de los círculos de la sociedad.

Por ejemplo, el informe habla de la «Normalización del discurso antisemita», donde «El discurso antisemita se está normalizando y penetra en la política nacional dominante, en los campus universitarios y en la calle», con «un claro aumento de expresiones antiisraelíes o anti sionistas de los grupos progresistas y ya cruzaron, de forma importante, el territorio antisemita».

Peor aún, «la política de identidad en el discurso progresista, sitúa a los judíos en el campo de los ‘opresores’ (color de piel blanco, privilegio social y poder). Sobre esta base, el apoyo judío a Israel se equipara a la complicidad con las políticas racistas».

También en Europa occidental hay antisemitismo «progresista». En Francia, musulmanes y progresistas superan el abismo ideológico que los separa y se unen por la «noble» causa de golpear a Israel y a los judíos. «El creciente reconocimiento del papel cardinal del antisemitismo islamista, en el resurgimiento de la judeofobia es cuestionado por la ideología ‘woke’ y el movimiento de interseccionalidad, que saltó de la teoría académica al activismo político de izquierdas», detalla el informe. «Esta ideología incorpora un corpus posmoderno de teorías, una fusión de las ideas neomarxistas de la escuela de Frankfurt y de la ‘teoría francesa’, que cosechó un considerable camión académico (sic) en EUA, a partir de la década de 1980. La lucha común contra el imperialismo, el colonialismo, el capitalismo y la estratificación de clases generalizada, se manifiesta, en convergencia de lucha entre izquierda radical e islamismo radical y en algunos casos se traduce en antisemitismo virulento».

Al otro lado del canal, el Reino Unido vive su propia ola de antisemitismo. «Las comunidades judías perciben falta de apoyo en la lucha contra los fenómenos antisemitas», dice el informe, «especialmente en los círculos de izquierda progresista». Los judíos británicos se enfrentan a un encuadre frecuentemente impuesto a judíos en el discurso progresista. Este encuadre es un obstáculo para la lucha contra el antisemitismo y contribuye de forma importante a que no se reconozca y se luche contra el antisemitismo entre la izquierda más amplia».

Me alegro de que el manto de civismo se haya levantado o al menos empiece a levantarse en la cara de la izquierda. Las naciones «civilizadas» e «ilustradas» siempre han sido nuestros peores opresores. Esto fue cierto en la antigüedad, cuando Babel demolió el primer Reino de Israel y Roma demolió el segundo. También fue cierto a finales de la Edad Media con la Inquisición española y en el siglo anterior con el Tercer Reich alemán.

Como detalla el informe, las figuras públicas de la izquierda no se presentan como antisemitas. En su lugar, disfrazan su veneno detrás de argumentos intelectuales sobre la injusticia contra palestinos, inmigrantes, gente de color, grupos de población desfavorecidos, igualdad de género y todo y cualquier cosa relacionada con la política de identidad. Y el culpable implícito y a veces explícito, casi siempre resulta ser el judío, los judíos en su conjunto o el Estado judío.

No es el antisemitismo de la calle ni de la población; es el antisemitismo institucional, el antisemitismo como política y como instrumento político. El antisemitismo de la calle es violento y puede ser homicida. El antisemitismo institucional es suave y puede ser genocida.

Además de señalar el aumento del antisemitismo en la izquierda, el informe también señala la desunión en el seno de la comunidad judía, especialmente en lo que respecta a la lucha contra el antisemitismo. Hablaré de esto en uno de mis próximos posts, pero debo señalar que, unirse a las filas de la izquierda, no salvará a los judíos del látigo, cuando azote. Ahora que es claro que el antisemitismo se está extendiendo por la sociedad, en especial en países democráticos, es el momento de la unidad judía como antídoto para el odio a los judíos.

Puedes encontrar más información sobre el antisemitismo contemporáneo y su historia en mis libros, Nuevo antisemitismo: Mutación de un odio de larga duración y La elección judía: Unidad o antisemitismo

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Publicado en: Amor, Judíos, News

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