El año nuevo es un gran momento para reflexionar. En estos días, cuando, según el calendario hebreo, comienza un nuevo año, creo que deberíamos reflexionar sobre lo que es la Covid-19 para nosotros como sociedad. ¿A dónde íbamos? Las tensiones internacionales aumentaban a tales niveles que todos creían que iba a estallar una gran guerra. EUA contra China, Rusia contra EUA, Corea del Norte contra EUA, Pakistán contra India (todas potencias nucleares), los conflictos regionales y globales amenazaban con estallar en el mundo. El virus obligó a que todo se detuviera. Nos dio una pausa, la oportunidad de cambiar de ruta.
El coronavirus también nos mostró lo rápido que se recupera la naturaleza si la dejamos en paz.
Durante algunas semanas, fuimos testigos de una recuperación de la vida silvestre que nunca antes habíamos visto y que no creíamos que fuera posible. Pero tan pronto como se suavizaron los cierres, reanudamos nuestra glotonería, como diciendo «La naturaleza puede esperar».
Pandemia, incendios sin precedentes, loca temporada de huracanes, violencia callejera y doméstica, tensiones raciales y sociales y los demás golpes que nos han caído este año, indican que nos enfrentamos a un cambio del sistema. Pero nos salvaron de nosotros mismos. Cualesquiera que sean los daños que causaron los desastres, son mucho menores de los que tendríamos y nos hubiéramos causado nosotros mismos con nuestra alienación y actitud abusiva hacia la naturaleza y hacia los demás. Estábamos al borde del abismo y la naturaleza nos apartó del borde.
Espero que no nos deje ir allí de nuevo y espero que finalmente entendamos que tenemos que detenernos y pensar en nuestra vida. La naturaleza detuvo nuestra carrera de ratas, pero tenemos que preguntarnos por qué. Si lo hacemos, podremos construir una gran vida juntos. Si no lo hacemos, la naturaleza seguirá recordándonos con golpes cada vez más dolorosos o nos destruiremos a nosotros mismos y a gran parte del planeta junto con nosotros.
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