Desde el 11 de diciembre de 2020, tenemos vacunas aprobadas por la FDA y disponibles para su uso. Desde entonces, el virus se ha extendido más y ha batido récord tras récord de nuevos casos y muertes. Brasil, India e incluso Suecia están viendo un número creciente de casos confirmados y sus sistemas de salud están al borde del colapso, si es que no han sucumbido. Al mismo tiempo, algunos países están saliendo de la crisis. Israel, por ejemplo, tuvo un día sin muertes por Covid-19, por primera vez en nueve meses. Estados Unidos también está viendo números decrecientes, aunque aún no está fuera de peligro.
Sin embargo, incluso países que parecen estar ganando, tienen otros golpes en espera. La pandemia llegó a la humanidad por una razón: para obligarnos a comprender que tenemos que cambiar nuestra actitud, primero hacia los demás y luego hacia el mundo. Pero a pesar de casi 150 millones de casos y más de tres millones de muertes, no hemos aprendido nada. Hasta que no entendamos que el problema somos nosotros y no el virus, seguiremos sufriendo golpes. Si no lo entendemos con el coronavirus, lo entenderemos con alguna otra crisis.
Además de la enfermedad, Covid tiene consecuencias de gran alcance, incluso peores que la enfermedad en sí y es suficientemente horrible. El desempleo generalizado, otros problemas de salud y las crisis sociales son consecuencias de Covid, pero hay más. La crisis climática está empeorando, las tensiones políticas están aumentando y el futuro de la humanidad parece sombrío en todos los frentes. Los bloqueos iniciales fueron realmente útiles para moderar algunos de los efectos adversos de la humanidad en el clima, pero esa moderación fue de corta duración y los bloqueos repetidos resultaron perjudiciales en otros aspectos.
Hasta que nos demos cuenta de que el problema no es la Covid, sino nosotros y en especial nuestras relaciones, no estaremos curados. Cada país, incluso aquellos que actualmente parecen haber vencido al virus, sufrirán sus propios golpes. Estaremos sanos hasta que nos demos cuenta de que nuestra actitud hacia los demás es nuestra verdadera enfermedad, que esa es la verdadera plaga. No hay ni puede haber una vacuna para la crueldad humana; sólo podemos curarla con un esfuerzo sincero por construir lazos positivos, por trascender nuestra mutua alienación. Covid-19 es una forma de transmitir este mensaje a la humanidad, pero la naturaleza puede asestar muchos otros golpes que nos obligarán a reconocer que somos dependientes unos de otros. Mientras más pronto sepamos que el remedio está en nosotros, más rápido venceremos el virus.
Shalom Rav , gracias por su articulo.
Si el Hombre aprende a conectarse e integrarse con todo lo que le rodea de forma equilibrada ,tambien recuperara las buenas conexiones y relaciones de unos con otros , encontrara una salida para la crisis descubriendo el proposito de su vida existencial .
La Pregunta que surge es. Será largo o corto el camino ? Creo que esta en nuestras manos