Zar de la desinformación: un juego arriesgado

Foto: Wikimedia Commons dominio público

Hace unas semanas, el gobierno de Biden anunció la creación de la Junta de Gobierno de la Desinformación, encabezada por Nina Jankowicz, que pasó a ser conocida como «Zar de la Desinformación». Oficialmente, la junta, que depende del Departamento de Seguridad Nacional (DHS), es sólo un órgano consultivo. El secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, dijo que la junta «garantizará que la forma en que tomen las amenazas, la conectividad entre las amenazas y los actos de violencia, sean sin infringir la libertad de expresión, protegiendo los derechos y las libertades civiles y el derecho a la privacidad».

Sin embargo, hace unos días, Jankowicz, la nueva zar, explicó cómo funcionará realmente el consejo y no suena muy prometedor para las libertades civiles. Al explicar a los oyentes en una conversación de Zoom, quién determinará qué es desinformación y qué no, dijo: “Reúno los requisitos porque estoy verificada, pero hay mucha gente que, en mi opinión, no debería estarlo, pues no es legítima. Quiero decir, son personas reales, pero no son confiables. De todos modos, la gente verificada, esencialmente puede editar Twitter, de la misma manera que lo hace Wikipedia, para que puedan agregar contexto a ciertos tweets”. Después de su explicación, dio un ejemplo de una personalidad conocida que tuitea algo que los «que están verificados» creen que es desinformación y «agregarán contexto» al tuit de esa persona.

Al describir la tempestad sobre el anuncio del DHS, The Washington Post escribió: «En medio del creciente fervor anti-censura de la derecha, un grupo de republicanos sugirió que la iniciativa equivale a vigilar la expresión. Elon Musk declaró que era un «desastre». Muchos en la derecha la compararon con el Ministerio de la Verdad del libro «1984» de George Orwell».

En mi opinión, es realmente una táctica arriesgada la que está tomando el gobierno de EUA. La Primera Enmienda, que se centra en el derecho a expresar libremente las opiniones, es el núcleo de la democracia. Si falla, si la gente no puede expresarse, si se le cierra la boca o le cambian las palabras, es una receta para el caos.

Especialmente tras las dos recientes elecciones, las voces críticas han expresado su preocupación por la integridad de la democracia en EUA. Aun así, hasta ahora, era seguro expresar estas preocupaciones, incluso si se prohibía expresarlas en ciertas plataformas.

Cambiar las palabras de la gente «para darles contexto» es una historia completamente diferente. Es silenciar, manipular y deformar las palabras para que digan algo que no pretendían decir e incluso, negar la posibilidad de protestar, pues se hace para evitar la desinformación.

Esto es la negación total de la libertad de expresión y de la libertad de palabra. Es la total abrogación de la Primera Enmienda. Como demuestra la historia, cuando la gente siente que no tiene alternativa, suele recurrir a la violencia. Si Estados Unidos ha llegado a eso, me preocupa sinceramente que pueda ser el lugar donde comience una guerra civil.