Creer en Dios o en el Creador es seguir la ley de “amar al prójimo como a uno mismo”, para asemejarse a su cualidad de amor puro y otorgamiento. Mucha gente piensa que creer en Dios, es creer que existe…
Debemos saber que el mundo fue creado con el deseo de recibir. En consecuencia, apenas nace un niño, desea disfrutar hasta su último día y cuando crece, sólo quiere deleite y placer.