La rápida propagación del virus zika, declarado emergencia de salud global por la Organización Mundial de la Salud, es una señal de advertencia.
El peligro de propagación de virus mortales de una temporada a otra, como el Ébola o la Gripe A, revela falta de equilibrio en el sistema de la naturaleza y nos apremia a realizar un cambio significativo en la forma en que afrontamos la enfermedad. Antes de que el sistema sanitario pierda por completo el control y la naturaleza nos alcance con sus golpes, deberíamos empezar a ocuparnos de la raíz del problema.
Cuando observamos la naturaleza, comprobamos que todas sus partes trabajan en armonía. Si dañamos uno solo de sus elementos, todo el sistema se resiente y pierde el equilibrio. Sin embargo, el hombre se construye a sí mismo básicamente a expensas de los demás; y esa actitud explotadora viola sistemáticamente la ley de equilibrio de la naturaleza. No obstante, el desconocimiento de la ley no nos exime del castigo. Toda violación de las leyes de la naturaleza conlleva una dolorosa respuesta por parte de ella. Y esta vez nos golpea con el inquietante virus zika.
El equilibrio está en nuestras manos. Los seres humanos –contrariamente a todas las otras partes de la naturaleza, que funcionan en equilibrio y armonía automáticamente – tenemos la responsabilidad de alcanzar el equilibrio voluntariamente a través de nuestra libre elección.
Cuando establezcamos sistemas correctos, basados en las leyes de la naturaleza, restableceremos el equilibrio en el sistema. Cuando –por encima de nuestro deseo de perjudicar a otros– logremos unirnos, despertaremos de inmediato una fuerza positiva: la buena fuerza oculta en la naturaleza que contrarrestará la fuerza negativa. En ese momento, nuestro mundo, y también el virus zika, entrarán en equilibrio.
Buena salud para todos.